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viernes, 1 de abril de 2011

Leishmaniosis



Hola lectores:
Soy un mosquito que desde mayo hasta octubre zumbará cerca de los oídos
de vuestros perros. Soy "la" transmisora de la leishmaniosis. Digo "la"
porque soy la hembra del flebotomo. Los machos de mi especie no
transmiten la enfermedad. Soy diminuta, no mido más de 2-3 mm y me podéis
reconocer a simple vista porque soy de color ocre amarillento y mis patas y
cuerpo están cubiertos de pelo. Desde hace años me alimento mejor porque
vuestro empeño de ir a vivir al campo ha hecho que construyáis vuestras viviendas
muy cerca de donde siempre he habitado, es decir, en entornos periurbanos.
Además tenéis la sana costumbre de ir acompañados de uno o más perros.
Me alimento de sangre y de materia orgánica, de donde obtengo los azúcares
necesarios necesarios para vivir. La sangre que más me gusta es la del perro,
aunque también pico a otros animales domésticos (hámster, gato), de abasto,
salvajes (zorro, jineta, ratón), e incluso puedo picar al ser humano.
Pongo mis nidos en madrigueras, grietas de muros, huecos de árboles,
alrededores de césped húmedo y piscinas, establos, corrales, sótanos, alcantarillas,
leñeras, vertederos. Me gustan sobre todo las zonas poco iluminadas y con
una humedad alta y constante. Vivo en altitudes entre 800 y 1000 metros y mi
actividad la desarrollo a temperaturas superiores a 18 grados centígrados.
No me veréis volar en los días lluviosos o de excesivo viento, no sé nadar y mis
alas son frágiles.
Salgo a comer al atardecer y en las primeras horas de la noche, aunque si el
amanecer no es muy frío también me animo a dar una vuelta. Mi ciclo vital suele
comenzar en mayo (en marzo si las temperaturas son las adecuadas) y termina
en noviembre; cuando más me alimento es en julio y septiembre.
En cada ciclo vital pico tres o cuatro veces, ya que lo necesito para hacer
mi puesta de huevos y perpetuar mi especie. Pongo entre 50 y 100 huevos y
vivo unos 35 días; mis hijos nacen a los 7-10 días, después de la puesta y mis
larvas son capaces de hibernar hasta el año siguiente.
En mis vuelos no recorro grandes distancias, no más de un kilómetro, por eso,
tendréis amigos con perros afectados por la leishmaniosis en una zona cercana,
mientras que los vuestros estarán sanos o viceversa. Soy un poco "vaga", me gusta
volar bajo y contra el viento, si éste es flojito. Puedo picar tanto dentro como
fuera de las viviendas, aunque me gusta mucho más hacerlo en el exterior,
y tengo un gran defecto, y es que se me puede atrapar con trampas de luz.
Sé que os preocupa mucho la enfermedad que transmito, sobre todo
porque teméis que os pueda contagiar a vosotros, además de a vuestros
perros. Debéis estár tranquilos. Hace años se hizo un estudio en Ebora
(Portugal). Se analizaron todos los perros de esa población y el 6,9% estaba
infectado por leishmania. Pues bien, ningún habitante de Ebora contrajo
la enfermedad. Además, la leishmaniosis humana se cura en no más de
cuatro meses.
Somos un poco sibaritas y nos gusta más la sangre de perro, lo que explicaría
lo que acabo de contar.
Durante nuestra época de actividad 30 de cada 1000 perros sufrirán
nuestros picotazos y se infectarán de leishmania, pero, ¡atención!, no todos
desarrollarán la enfermedad. Me explico, de cada 100 perros infectados,
el 50% enfermará, el 40% permanecerá asintomático y el 10% se curara de
forma natural. Del 50% de los enfermos, tan sólo un 10% morirá o tendrá
que ser eutanasiado por complicaciones graves de hígado o riñón. Como
veréis no es "tan fiero el león como lo pintan".
Transmito una enfermedad que no se manifiesta de inmediato. Vuestros
perros pueden tardar meses (entre dos y doce), e incluso años en manifestar
algún síntoma.
Una de cada tres de nosotras es portadora del parásito, leishmania. Una vez
que extraemos la sangre inoculamos las leishmanias, y según funcione el sistema
inmunitario de vuestro
perro, éste desarrollará o no la enfermedad. Una vez que la leishmania ha
traspasado la piel, penetrará en los glóbulos blancos, se reproducirá y los
destruirá. Luego pasará al torrente sanguíneo y se dirigirá hacia la médula,
el bazo y ganglios linfáticos. Los síntomas que veréis serán muy variados, y los
veterinarios hablan de una forma cutánea y otra visceral, pero en numerosos
casos ambas se presentarán simultaneamente.
La leishmania se localizará después en piel, hígado, riñón, aparato digestivo,
ojos, articulaciones y producirá procesos inflamatorios responsables de los
síntomas. Veréis lesiones cutáneas en forma de descamación de color
blanco plateado, similar al amianto, más pronunciada en la cabeza, pabellones
auriculares y miembros, para encontrar luego lesiones ulcerativas, sobre todo
en los puntos de presión. También veréis afectadas las almohadillas, y los
espacios interdigitales. Aparecerán fiebres intermitentes, somnolencia,
falta de apetito, cojeras, inflamación ganglionar, crecimiento exagerado
de las uñas, hemorragias principalmente nasales, adelgazamiento, consunción
muscular y, debido a la inmunosupresión, complicaciones como demodicosis
generalizada y foliculitis bacterianas. En otros casos más graves se
desarrollará una irreversible insuficiencia hepatorenal.
En un análisis de sangre, vuestro veterinario encontrará alteraciones en las
proteínas y normalmente anemia. Por los síntomas y los análisis podrá
indicaros el pronostico y tratamiento más adecuado en cada caso. A lo mejor
necesita hacer una punción de médula o de ganglios, e incluso una biopsia de
piel. Existen pruebas de laboratorio específicas para diagnosticar esta enfermedad
que no siempre serán definitivas, pero la familiaridad de vuestro veterinario con la
leishmaniosis bastará para solucionar el rompecabezas que a veces supone
enfrentarse a ella.
Llevan años trabajando en esta patología y os aseguro que en un 90% de
los casos conseguirán la curación clínica de vuestros perros, si les ayudáis en el
tratamiento y seguimiento de la enfermedad. De vuestra implicación positiva dependerá mucho el éxito y la salvación de vuestros perros. Preguntar nunca está de menos.
De la terapia a seguir no os contaré nada porque es en las clínicas donde deben enfocarlo, en función del estado de vuestro perro y del momento en que se diagnostique la enfermedad. Tan sólo un consejo: cuanto antes se detecte, mejor será, por lo que os recomiendo que chequeéis al perro dos veces al año, una en marzo y otra en diciembre.
Os dado pistas sobre mi vida, mis apetencias y mis costumbres, así que haciendo uso de vuestro ingenio podréis sacar importantes conclusiones para combatirme. Como no soy masoquista le cedo la palabra al veterinario, que os dará unos sanos consejos para que evitéis mi picadura sobre vuestros perros, y el modo de hacerme la vida imposible. Tengo el cerebro de un mosquito, pero no soy tonta aunque lo parezca.
COMO PREVENIR LA ENFERMEDAD
Como habéis leído el flebotomo es el transmisor de la leishmaniosis, y por
eso casí todas las medidas preventivas deben ir encaminadas a evitar su
picadura, y a ser posible a acabar con él.
-Debemos aplicar insecticidas sobre el perro. En el mercado existen numerosos
productos que en "teoría" lo repelen, pero lo cierto es que tan sólo dos se
encuentran registrados para tal uso y presentan pruebas clínicas concluyentes
sobre su efectividad. Para mi el más efectivo es un collar antiparasitario
cuyo principio activo es la deltametrina. Debéis cambiarlo cada cuatro meses.
-Podemos aplicar otros insecticidas de efecto residual (indicados contra mosquitos)
en la cercanía de la caseta del perro, alrededores de la vivienda, leñeras y muros.
-Eliminar de la cercanía de vuestras casas restos vegetales, escombros y basuras,
alejando al perro lo más que podáis del césped húmedo y las piscinas.
-Evitar que vuestro perro permanezca en el exterior desde el atardecer hasta las
primeras horas de la noche (o de la mañana preferentemente). Si esto no es
posible podéis colocar una tela mosquitera en su caseta e intentar que
permanezca en su interior en las horas comentadas. Las mosquiteras
convencionales no valen, debido al pequeño tamaño de este mosquito. Sus
medidas deben ser de 0,4-0,5 milímetros cuadrados de malla.
-Rociar con insecticidas residuales cercos de puertas y ventanas.
-Las trampas de luz pueden ser útiles, pero no debéis colocarlas en zonas
próximas a donde se encuentra el perro.
-Este mosquito puede picar en el interior de las casas, pero lo hace raramente.
Un sistema eléctrico de pastillas antimosquitos os evitará esa posibilidad.
Debo comentaros la existencia de un nuevo mecanismo de contagio humano
en el que este mosquito no actúa como vector. Cada día son más los casos
de drogadictos positivos al VIH que son portadores de leismania. Dada su
costumbre de inyectarse en zonas periurbanas, como poblados chavolistas
próximos a vertederos o edificios en ruinas, algunos se infectarían de forma
primaria por la picadura del flebotomo, y a continuación de unos a otros
a través de las jeringuillas "prestadas". Cuidado por tanto con las jeringuillas,
que desgraciadamente pueblan cada día con más frecuencia los suelos de
nuestros parques. Hay estudios que certifican que hasta un 9% de las
personas infectadas por VIH también lo están por leishmania, que encuentran
un excelente caldo de cultivo en los cuerpos de los drogadictos inmunodeprimidos.
Para concluir y pensando en aquellos que, a pesar de vivir en zonas urbanas (con
muy baja incidencia de esta enfermedad) vayáis a pasar las vacaciones a otros
lugares, os indico según los datos estadísticos y en porcentajes, las zonas
de España donde esta enfermedad apàrece en menor o mayor medida:
-Andalucia: 8,8
-Aragón: 7-10
-Baleares (excepto Menorca): 14
-Castilla-La Mancha: 7
-Cataluña (según zonas): 9,3-18
-Extremadura: 12
-Madrid: 38% en perros de guarda
-Murcia: 9
-Navarra: 4,4
-Valencia: 10
Buen verano sin flebotomos y por tanto sin Leishmania

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